El lenguaje secreto de los olivos (y de la Medicina de Familia)
Melguizo Jiménez M
Médico de Familia. Centro de Salud Almanjáyar. Granada
Recibido el 18-12-2024, aceptado para publicación el 20-12-20241.- Sobre los olivos en crisis:
Los olivos son árboles que se asemejan a los profesionales de la Medicina de Familia. Pueden estar solos o formar campos inmensos; en ambos casos, se nos muestran austeros, sobrios, requieren muy poca tierra y muy poca agua para sobrevivir y dar frutos. Muy lejos de la aparente arrogancia o soberbia que parecen transmitir otros árboles y otros profesionales de la Medicina.
A veces los olivos, como los Médicos de Familia, sufren crisis de supervivencia. Son trasladados como arboles ornamentales a rotondas o son trasplantados a hábitat climáticos inhóspitos. Al igual que algunos Médicos de Familia asumen un rol biológico o profesional, pero no lo habitan. Se produce, un proceso gradual de desprofesionalización (dejan de dar aceitunas), despersonalización (dejan los ciclos estacionales) y llegan a morir por dentro (se dejan secar) (1).
Como bien describe Gemma Torrell, los Médicos de Familia pueden también “desprofesionalizarse” cuando no encuentran condiciones adecuadas de desarrollo profesional, “despersonalizarse” cuando ya no responden a las expectativas de pacientes o a sus propias necesidades y “morirse por dentro” cuando consideran a los pacientes como enemigos y a ellos mismos como médicos cínicos.
2.- Sobre el nombre de este oficio:
«Izena duen guztia omen da» (Todo lo que tiene nombre, existe) dice un viejo dicho en euskera. Nuestro oficio tiene tres nombres, Medicina de Cabecera, Medicina General y Medicina de Familia y Comunitaria. Y las tres denominaciones hacen referencia a dimensiones de nuestro trabajo complementarias con los que uno se puede sentir muy cómodo.
La atención personalizada solo es posible en la Medicina de Cabecera del paciente. Junto a la silla en la consulta o a la cama en el domicilio, esos espacios tan particulares de encuentro clínico. Donde lo esencial no es el cuerpo de conocimientos sino la manera de pensar e integrar los elementos biológicos, biográficos y contextuales. Porque solo la práctica generalista integral, accesible, humanista y longitudinal permite entender que lo importante es el paciente, no la enfermedad.
No hay más medicina personalizada y de precisión que la Medicina General. Llegarán avances tecnológicos y científicos por doquier. Cada vez más inteligencia artificial, robótica, genómica, nanotecnología y telemedicina. La tecnología, la necesidad de fragmentar el conocimiento y la mercantilización han multiplicado la especialización. La subespecialización es una necesidad y una contradicción al mismo tiempo, por ello necesitamos médicos que tengan una visión de conjunto e integradora. La Medicina General puede asemejarse a la artesanía de la Taracea; diferentes materiales, en diferentes soportes, con texturas, colores y formas diversas que incrustados en madera alcanzan una robustez y belleza singulares.
La Medicina de Familia y Comunitaria nos permite entender el microcosmos personal de nuestros pacientes y el nuestro propio. Nos permite encontrar nuestra propia patria. Hasta el siglo XIX la palabra patria tenía otro significado. Para Cervantes la patria era ese lugar pequeño, íntimo y acogedor donde uno tiene sus amigos y sus recuerdos y adónde uno siempre desea volver. La patria de un Médico de Familia es su consulta, su listado de pacientes, la comunidad donde ejerce y su Equipo de Atención Primaria. Es verdad que en esta patria pudo y puede haber mucha dependencia, mucho asistencialismo y mucho paternalismo. Pero, alejado de visiones sórdidas o con moralina, es el lugar de felicidad profesional.
3.- Sobre los valores de este negocio:
Confundimos con demasiada frecuencia en Medicina de Familia cual es nuestro negocio, cual es nuestra función dentro del Sistema de Salud.
Nuestro negocio va más de oficio que de genialidad. Estamos fuera del mundo del Hospital, centrado en lo agudo y fuera de la Subespecialización centrada en la focalidad. Una paciente no necesita un Cardiólogo o un ORL para ella sino para su enfermedad; para ella necesita un Médico de Familia. El diagnóstico o el tratamiento son un medio para la enfermedad, no el fin de la actividad clínica.
Nuestro negocio se desenvuelve en la complejidad (manejamos lo complejo, no lo difícil) y la incertidumbre (somos gestores del tiempo biográfico y patográfico). En Medicina de Familia hacemos retratos como pinturas al óleo, no fotografías. El Sistema de Salud debe elegir entre mantener una atención accesible, integral y horizontal o sustituirla por otra inmediata, aguda y vertical; siendo su obligación reconocer que las necesidades y demandas clínicas tienen mucho más que ver con la complejidad, la multimorbilidad y las desigualdades sociales que con la insuficiencia presupuestaria.
Nuestro negocio tiene valores transversales compartidos con la profesión médica como la Humanización y la Calidad, pero tiene otros valores propios como la longitudinalidad, la integralidad, la accesibilidad o la equidad. Valores que existen, pero se resisten a una mera medición cuantitativa (al igual que la libertad o el amor) y jamás se traducen en patentes tecnológicas o farmacéuticas. Valores que se ofrecen desde la gratuidad por la imposibilidad de ponerles precio pero que necesitan un soporte estructural y laboral en Medicina de Familia.
Nuestro negocio ha de soportar la gran paradoja de la Atención Primaria. Ya sabemos por Kurt Stange que somos peores en lo individual pero mucho mejores en resultados a largo plazo y a nivel comunitario. Individualmente una atención de peor calidad a enfermos individuales en procesos agudo, pero un mejor estado de salud funcional, a menor coste, para el conjunto de personas con enfermedades crónicas y discapacidad y, sobre todo, mucha más calidad, mejor salud, mayor equidad y a menor coste para el conjunto de personas y poblaciones (2).
Nuestro negocio va de longitudinalidad, definida por Juan Gérvas como atención por el mismo Médico de Familia a lo largo de la vida, para la mayoría de los problemas de salud del paciente y con reconocimiento de la población y familias de una fuente de cuidados con la cual se cuenta para el contacto inicial de procesos agudos y para el seguimiento de problemas crónicos. La longitudinalidad solo es posible si se ofrecen servicios muy variados, con capacidad de resolución directa en un elevado porcentaje de casos, con una accesibilidad flexible y tanto en el ámbito de la consulta como en el domicilio (3).
Y, finalmente, nuestro negocio va de asumir una crisis permanente en la Medicina de Familia. Iona Heath nos revela que nuestro papel es ser protagonistas en la experiencia humana de la enfermedad y el malestar, reconozcamos que vamos contracorriente de la sociedad de mercado en que vivimos. Un mercado sanitario que intenta promover el individualismo, el consumo de técnicas o tratamientos, la rentabilización de patentes, la medicalización de malestares y la glorificación de la novedad (4). Solo desde la “innovación con rumbo” (particularmente en recursos humanos) que nos propone Sara Calderón podríamos contrarrestar estas tensiones del mercado sanitario.
4.- Sobre el recambio generacional en Medicina de Familia:
El olivo se conjuga en femenino en Jaén. También, actualmente, la Medicina de Familia. La transformación, y lo que significa, es radical. De ello se derivan cambios en estilos de práctica profesional y en dimensiones relacionales.
Hay otros signos de alarma y, sobre todo, de esperanza. Lamentablemente hemos enseñado a las nuevas generaciones de residentes a esquivar los golpes, no a encajarlos. Pero las adversidades y contratiempos son consustanciales al ejercicio de la Medicina de Familia. Singularmente debido a que la continuidad en la asistencia nos confronta ineludiblemente a éxitos y fracasos, con una imposible autocomplacencia. Permitamos pues a jóvenes ser héroes y heroínas de su propio futuro sin victimismos ni actitudes pseudoprotectoras.
Al igual que en la crianza de los vinos de Jerez, donde el sistema de criaderas y soleras permite a los vinos más viejos beneficiarse de la frescura de los jóvenes, y a éstos del envejecimiento adquirido por los años. En Medicina de Familia el intercambio entre médicos jóvenes, adultos y veteranos genera riqueza intelectual y motivación corporativa.
En Medicina Familia no hay mejor orientación para los jóvenes que mostrarles el beneficio de saltar entre diferentes disciplinas, en lugar de buscar la excelencia en una técnica o una focalización del conocimiento. De evitar el fracaso, en lugar de buscar el éxito. De evitar la estupidez, en lugar de buscar la originalidad.
5.- Sobre el lenguaje secreto de los olivos:
Aparentemente en un campo de olivos observamos árboles incomunicados, aunque sorprendentemente iguales en su tamaño, morfología, color y estado de conservación. Más allá de la simetría con la que fueron plantados nos atrapa la visión de uniformidad y aparente aislamiento. En realidad, hoy sabemos que los olivos están conectados por medio de las raíces, como las dendritas en una red neuronal, y que a través de éstas se mandan señales eléctricas, sincronizan tanto la velocidad de la fotosíntesis como la floración y ayudan a los miembros enfermos de su “comunidad” canalizando minerales y sales. También conocemos que un olivo plantado en hilera o con proximidad a un grupo, tendrá un crecimiento más rápido que si lo hace de forma aislada.
Los profesionales sanitarios no somos relevantes nadie sin interaccionar con los iguales. Aunque solo sea a través de una cultura profesional transmitida a través de la formación, el intercambio o los contactos. De hecho, el elemento más incentivador se relaciona siempre con el intercambio entre colegas.
Al igual que los olivos, existe en Medicina de Familia un lenguaje secreto y propio de comunicación e interconexión. Un lenguaje que previene la pérdida de la esencia del oficio o el deterioro personal. Un lenguaje de ayuda para alcanzar todas las dimensiones de la Medicina de Familia y la consecución de sus valores esenciales. Un lenguaje que permite la transmisión de conocimiento y energía a las nuevas generaciones.
Lejos de la nostalgia retrospectiva, el lenguaje secreto y propio de la Medicina de Familia es realmente quien establece una mirada esperanzada al futuro.
-Miguel-
Texto de la Conferencia Inaugural del XXX Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria (SAMFyC). Granada, junio de 2024.
- Torrell G. El maravilloso e increíble proceso de morirse por dentro. https://www.nogracias.org/2024/03/03/el-maravilloso-e-increible-proceso-de-morirse-por-dentro-tambien-conocido-como-desprofesionalizacion-por-gemma-torell/
- Stange KC, Ferrer RL. The paradox of primary care. Ann Fam Med. 2009;293–9.
https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC2713149/ - Gérvas J, Fernandez M. Sobre el concepto de longitudinalidad, la característica básica de la atención primaria (la relación estable médico-paciente).
http://equipocesca.org/wp-content/uploads/2024/12/longitudinalidad-2-concepto.pdf - Heath I, Montori V. Responding to the crisis care. BMJ 2023;380: p464
https://www.bmj.com/content/380/bmj.p464