¡Socorro, mis pacientes no afrontan su enfermedad!
Ruiz Pereira C1, Ramírez Álvarez C2, Román Álvarez MªC2, Castillo Muñoz LMª2
1MIR de MFyC. CS Amate. Distrito Sevilla
2MIR de MFyC
Son muchos los pacientes que no afrontan su enfermedad; esto afecta al ánimo del paciente, pero también a su salud, haciendo un camino largo y difícil. Debemos preguntarnos si cómo médicos, podemos hacer algo por nuestros pacientes. Por ello, me gustaría plantear sesiones en nuestros centros de salud con nuestros pacientes más difíciles: jornadas grupales, guiadas por un equipo multidisciplinar (médicos de Atención Primaria, enfermeros, trabajadores sociales, fisioterapeutas…), donde se explique el proceso de afrontamiento de una enfermedad. Esto consiste en dar herramientas a nuestros pacientes para adoptar un papel activo en su enfermedad.
Proceso del afrontamiento de la enfermedad:
1. Reacción inicial ante el diagnóstico: conocer y aceptar las emociones como parte natural del proceso.
2. Conocimiento de la enfermedad: a través de información médica, de auto búsqueda, de experiencias de otros…
3. Afrontar la enfermedad y los retos.
Nos centraremos en el tercer punto, sin olvidar que cada paciente presenta una reacción diferente ante la enfermedad, pues cada uno es protagonista de su vida. Debemos convencer de que tomar papel activo en el cuidado de nuestra salud puede ayudar a mejorar también nuestro bienestar emocional y la relación con la enfermedad.
- Actitud positiva: Los pensamientos generan sentimientos; cambiando lo primero, cambiará lo segundo. Reduciendo las emociones negativas, se reduce la percepción del dolor y de la enfermedad.
- Evitar inmovilismo y rechazo. Es frecuente que nuestros pacientes adopten una actitud de inmovilismo, rechazando la enfermedad y a los seres queridos. ¿Por qué salir a la calle, si estoy enfermo?, ¿por qué dar cariño, si quizás muera pronto?, ¿por qué esforzarme en mi vida?, ¿por qué continuar haciendo lo que me gusta…?, son preguntas que se hacen nuestros pacientes y que los hace sentir mal, ayudémosles a plantar cara, a no tirar la toalla y a cambiar la actitud de inmovilismo.
Debemos insistir en que nuestros pacientes deben realizar ejercicio físico, sonreír más, dedicar tiempo a un hobby, celebrar la mejoría de su sintomatología, dar cariño a sus seres queridos… todo lo que evite el inmovilismo y vaya hacía el camino de la mejoría clínica, bien sea física o mental.
- Papel activo en nuestra propia enfermedad. Un paciente experto de su enfermedad toma papel activo en el cuidado de su salud. Por ello, debemos explicar de una manera clara y concisa toda la información relevante sobre la enfermedad que padece nuestro paciente. De esta manera, será más fácil que el paciente sea experto de su enfermedad.
- Dar confianza y apoyo por parte del equipo médico.
- Insistir en apoyo en los seres queridos.
- Dimensión espiritual, basado en los ideales y creencias del paciente.
- Vivir el presente, olvidar como se estuvo antes de la enfermedad y el futuro que llegará a su tiempo.
- Relativizar. Explica que la enfermedad no define al paciente, es tan sólo una parte de su vida. Evitar etiquetas.
- «Quiérete. Acéptate y valora tus capacidades. Cuídate». Son algunos de los mensajes que debemos transmitirles a nuestros pacientes.
“No hay cambios en la mente ni en el alma que no se reflejen en el cuerpo. Ni cambio en el cuerpo que no se refleje en la mente o en el alma”. Aristóteles.